Lecciones de Vida
Marina Ascencio: “Fui altavoz para que en el Instituto Nacional hoy puedan estudiar mujeres”
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Tenía 11 años, estudiaba en el colegio Guillermo Matta de Santiago que llegaba hasta octavo básico y era mixto. Tenía que buscar otro lugar, entonces les pregunté a mis padres: ¿Dónde estudiaron ustedes? Yo siempre los he admirado mucho, así es que quería ir a los de ellos.
Como mi mamá había pasado por tantos establecimientos no era una opción seguir sus pasos, así es que opté por imitar a mi papá, quien había estudiado en el Instituto Nacional (I.N). Y le pedí que me inscribiera para dar la prueba.
Me dijo que no se podría, era un colegio para hombres. Era pequeña, y no entendí por qué existían escuelas de un solo sexo cuando la vida misma es mixta.
‘¿Con quién tengo que hablar para que esto no pase?’, pensé. En ese momento, en el ramo Castellano estábamos aprendiendo a hacer cartas, así es que me animé a escribir una a algún responsable. Escribí al rector; a la entonces alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá; y a la Presidenta Michelle Bachelet. Me demoré un poco más de una hora en hacerlo. Ni siquiera me revisaron si tenía falta de ortografía. Mi mamá me acompañó al día siguiente a dejarla a la oficina de partes de La Moneda.
En la misiva relaté cuáles eran mis principales intereses -como niña de once años-, y por qué tenía tantas ganas de entrar al Instituto Nacional. No era sólo por seguir el legado de mi padre, sino que por un tema de igualdad.
No entiendo por qué está sujeto a género el tipo de educación al que uno pueda acceder. Por ello en la carta explico la historia de grandes mujeres chilenas que tuvieron que pasar por obstáculos inmensos para convertirse en quienes fueron. Eloísa Díaz, Gabriela Mistral, Violeta Parra, Elena Caffarena y la propia Michelle Bachelet son los nombres que destaco.
Esperaba una respuesta con ansias, le preguntaba usualmente al cartero si me había llegado alguna encomienda, hasta que un día mi mamá me dice: ‘Hay un sobre con tu nombre’.
Era de presidencia.
Sinceramente no recuerdo mucho la respuesta de Bachelet, pero me acuerdo que agradeció mi interés por la igualdad de género y reveló que ella también había vivido episodios parecidos al mío y que, como mujeres, siempre tendríamos que luchar por nuestro lugar en la historia. La carta está perdida en algún cajón de mi casa que no he podido encontrar.
El rector, en tanto, me respondió que no podían asistir mujeres por problemas de infraestructura. Eso me dio mucha rabia.
No creo haber sido la primera persona en sacar el tema a la luz. Siempre ha existido gente abogando por estas ideas, y yo funcioné como altavoz para esas personas y para que en el IN hoy puedan estudiar mujeres. Me alegro de eso.
Por esto mismo Comunidad Mujer me reconoció en 2017. A mi parecer me estaban dando mucho mérito por algo muy simple. Al recibir el premio la gente me ovacionaba, y me puse nerviosa.
Cuando salieron los resultados de la votación que se hizo en 2019 para que el liceo fuera mixto me invitaron a un acto en donde estaban los jóvenes de enseñanza básica. Me mostraron el colegio y pensé: ‘pucha, me habría gustado estudiar aquí’.
El Nacional está lleno de talleres que me gustan y me interesan, pero de todas formas entré a un buen liceo, el Carmela Carvajal, así es que estoy contenta. Aquí también tengo la posibilidad de tomar diferentes electivos: este semestre elegí Física, Historia y Literatura. Además, lo que más me gusta de mi colegio son las amistades que he hecho.
Por eso, si hoy me dijeran que puedo cambiarme al IN, no lo haría. El Carmela también es de puras mujeres, es ridículo. Este tipo de establecimientos no permiten desarrollar la empatía.
Quiero estudiar psicología o ingeniería computacional. Mi madre y mi padre son psicólogos y recuerdo que cuando pequeña muchas veces los acompañé a dar clases en la universidad. Ahí yo participaba como una alumna más.
El lado más matemático que tengo lo fui aprendiendo en el colegio y por mi cuenta me interesé muchísimo en la computación. Estas dos materias se combinan en la inteligencia artificial, que me interesa muchísimo.
Varios me preguntan si quiero tener un futuro en política. Pero la verdad es que no me motiva mucho. Pienso en retrospectiva y para mí no poder entrar al IN nunca fue un tema político, yo sólo quería ir al colegio de mi papá y encontraba injusto que por ser mujer no pudiera hacerlo. Siempre me consideraré una feminista, de todas formas.